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sábado, 29 de septiembre de 2012

Visiones y profecías del profeta Daniel


Dios se mostró al profeta Daniel en un Trono de grande majestad, donde dio el imperio universal de todas las gentes á uno, llamado  como Hijo del hombre.

 Y ¿quién es el como Hijo del Hombre?. El Hijo del Hombre es Cristo; el como Hijo del Hombre, es el como Cristo ó Vice Cristo.

En suma, así como Cristo, en cuanto Supremo Señor en lo espiritual, hizo un Vice Cristo con el poder universal de la Iglesia, que es el Sumo Pontífice, así en cuanto Supremo Señor de lo temporal, ha de hacer otro Vice-Cristo con el poder universal del mundo, que es el Emperador que regirá el Reino del futuro.

El sueño de Nabucodonosor.

El año doce del reinado de Nabucodonosor tuvo éste un sueño y turbóse en su espíritu, sin que pudiera dormir. Hizo llamar a magos y astrólogos, para que explicasen al Rey su sueño. Solamente Daniel fue capaz y dijo: ( Daniel 2, 31 )

Tú, ¡ oh rey, ¡ mirabas y estabas viendo una gran estatua. Era muy grande la estatua y de un brillo extraordinario. Estaba en pie ante ti, y su aspecto era terrible. La cabeza de la estatua era de oro puro; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus caderas, de bronce; sus piernas, de hierro, y sus pies, parte de hierro y parte de barro. Tú estuviste mirando, hasta que una piedra desprendida, no lanzada por la mano, hirió a la estatua en los pies de hierro y de barro, destrozándola. Entonces el hierro, el barro, el bronce, la plata y el oro se desmenuzaron juntamente y fueron
como tamo de las eras en verano; se los llevó el viento, sin que de ellos quedara traza alguna, mientras que la piedra que había herido a la estatua se hizo una gran montaña, que llenó toda la tierra.

He aquí el sueño; daremos también al rey su interpretación:
Tú, ¡oh rey!, eres rey de reyes, porque el Dios de los cielos te ha dado el imperio, el poder, la fuerza y la gloria. El ha puesto en tus manos a los hijos de los hombres, dondequiera que habitasen; a las bestias de los campos, a las aves del cielo, y te ha dado el dominio de todo; tú eres la cabeza de oro. Después de ti surgirá otro reino menor que el tuyo, y luego un tercero, que será de bronce y dominará sobre toda la tierra. Habrá un cuarto reino, fuerte como el hierro; como todo lo rompe y destroza el hierro, así él romperá todo, igual que el hierro que todo lo hace pedazos.

Lo que viste de los pies y los dedos, parte de barro de alfarero, parte de hierro, es que este reino será dividido, pero tendrá en sí algo de la fortaleza del hierro, aunque viste el hierro mezclado con el barro. Y el ser los dedos parte de hierro, parte de barro, es que este reino será en parte fuerte y en parte frágil. Viste el hierro mezclado con barro porque se mezclarán por alianzas humanas, pero no se pegarán unos con otros, como no se pegan el hierro y el barro.

En tiempo de esos reyes, el Dios de los cielos suscitará un reino que no será destruido jamás y que no pasará a poder de otro pueblo; destruirá y desmenuzará a todos estos reinos, mas él permanecerá por siempre. Esto es lo que significa la piedra que viste desprenderse del monte sin ayuda de mano, que desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El Dios grande ha dado a conocer al rey lo que ha de suceder después. El sueño es verdadero, y cierta su interpretación.

Visión de las cuatro bestias.

Tuvo Daniel un sueño, y vio visiones de su espíritu mientras estaba en su lecho. Enseguida escribió el sueño:

Yo miraba durante mi visión nocturna, y vi irrumpir en el mar Grande los cuatro vientos del cielo y salir del mar cuatro bestias, diferentes una de otra.

A continuación describe Daniel a las cuatro bestias y más adelante explica la interpretación de cada bestia diciendo:

Esas grandes bestias, las cuatro, son cuatro reyes que se alzarán en la tierra. Después recibirán el reino  los santos del Altísimo y lo retendrán por siglos, por los siglos de los siglos. Sentí entonces el deseo de informarme más exactamente acerca de la cuarta bestia, tan diferente de todas las otras, sobremanera espantosa, de dientes de hierro y garras de bronce, que devoraba y trituraba y hollaba las sobras con sus pies, así como también acerca de los diez cuernos que tenía en la cabeza y de aquel otro que le había salido, y ante el cual se le habían caído tres, y que tenía ojos y boca que decía grandes arrogancias, y parecía más grande que todos los otros. Vi yo que este cuerno hacía guerra a los santos y los vencía, hasta que vino el anciano de muchos días y se hizo justicia a los santos del Altísimo, y llegó el tiempo en que los santos se apoderaron del reino.

 El cuarto reino

Díjome así: La cuarta bestia es un cuarto reino sobre la tierra, que se distinguirá de todos los otros reinos y devorará la tierra toda y la triturará. Los diez cuernos son diez reyes que en aquel reino se alzarán, y tras ellos se alzará otro que diferirá de los primeros y derribará a tres de estos reyes. Hablará palabras arrogantes contra el Altísimo, y quebrantará a los santos del Altísimo, y pretenderá mudar los tiempos y la Ley. Aquellos serán entregados a su poder por un tiempo, dos tiempos y medio tiempo. Pero se sentará el tribunal y le arrebatarán el dominio hasta destruirle y arruinarle del todo, dándole el reino, el dominio y la majestad de todos los reinos de debajo del cielo al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino será eterno, y le servirán y obedecerán todos los señoríos.

Queda muy claro en Daniel, que en la historia habrá cuatro imperios que perseguirán a los santos de Dios y que al fin vendrá un quinto imperio que será el imperio de los santos de Dios, el reino por cuya venida pedimos en la oración que nos enseño Cristo: el Padrenuestro.

Será el triunfo de la Iglesia Católica, pues eso significa el pueblo de los santos del Altísimo y ese triunfo lo realizará el Señor por medio de su “Como Hijo del Hombre o Vice-Cristo”, esto es, el Emperador del Mundo de quien se refieren todas las profecías.

Los enemigos de los santos del Altísimo que pretenden mudar los tiempos y la Ley es el Islam. La secta blasfema de la divinidad de Cristo que ha sido durante siglos el azote de la Cristiandad.

Conocemos, por tanto, el fin de nuestra investigación que nos viene revelada por el Antiguo Testamento y no solamente por Daniel a quien hemos trascrito, sino por innumerables profecías que nos hablan del futuro Reino culminación en la Historia del triunfo de Cristo. Profecías que solo han tenido un cumplimiento parcial: la más importante, la espiritual, la que marca la reconciliación de Dios con el hombre, la redención del hombre anunciada por todas las profecías mesiánicas que prometían la venida de un Redentor  y que tuvo su cumplimiento pleno con la venida al mundo del Hijo de Dios, con su pasión, muerte y resurrección. Con la venida de Cristo al mundo el hombre fue redimido del pecado pero este mundo que ha contemplado a un Mesías doliente que entrega su vida por salvar a los hombres, ha de contemplar también a ese Mesías  triunfante, Rey de reyes tal como le contempla el salmo 2 e innumerables profecías a lo largo de todo el Antiguo Testamento.

Para llegar a ese futuro Reino, el Señor ha ido dando avisos a lo largo de los siglos a los hombres a través de sus apariciones, a través de las apariciones de su santísima Madre y de las revelaciones de toda índole que jalonan la marcha del pueblo de Dios a través de la Historia.

Solo  mencionaremos algunas de las citas de ese reino futuro existentes en el Antiguo Testamento de entre las innumerables que hay y que motivaron, al no cumplirse con la venida de Nuestro señor Jesucristo, el rechazo de las autoridades del pueblo judío a Nuestro Señor. No supieron ver en el Mesías doliente al rey de reyes. No supieron distinguir las profecías referentes a la redención de las que hablan del reino futuro y su monarca, que ya no es Dios hecho hombre, sino su vicario en lo temporal al igual que Pedro y sus sucesores son sus vicarios en lo espiritual.

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