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sábado, 29 de septiembre de 2012

San Remigio


San Remigio profetizó a Clodoveo: “El reino de Francia será predestinado por Dios para la defensa de la Iglesia. Será victorioso y próspero mientras sea fiel a la fe católica, y cuando no, será duramente castigado. Un día será grande entre todos los reinos, abrazará todo el imperio romano, someterá todos los pueblos, durará hasta el fin de los tiempos”.

 El beato Rabán Mauro, arzobispo de Maguncia, cuenta así la anterior profecía:

 “Hacia el fin de los tiempos un descendiente de los reyes de Francia reinará sobre todo el antiguo imperio romano, será el más grande y el último de los reyes de Francia.”

En la noche de Navidad del año 496, por influjo de su mujer Santa Clotilde, borgoñona, y en acción de gracias por las victorias conseguidas, Clodoveo, rey de los franceses, se bautizó con 3.000 de sus guerreros en Reims, por san Remigio. Fue el primer reino cristiano, por eso Francia es llamada la hija primogénita de la Iglesia. España, la España Mayor que comprendía toda la Península Ibérica más la Tingitania en el Norte de África, se convirtió al Catolicismo en el año 589, en el tercer Concilio de Toledo cuando Recaredo abjuró del arrianismo gracias a la predicación de San Leandro.

Dos sabios arzobispos historiadores nos relatan la historia: Hicmaro, arzobispo de Reims, en su vida de San Remigio dice que una gran luz le iluminó y se oyó  la voz de Dios “La Paz sea con vosotros. Soy Yo, no temáis, permaneced en mi amor” Y faltando el crisma en el momento de la consagración del rey, apareció una paloma blanca con una ampolla de óleo santo en su pico.

Es importante señalar que los reyes de Portugal son descendientes directos, vía masculina de Hugo Capeto y de Roberto II el piadoso, por lo que cumplen con la profecía al descender de los reyes de Francia, siendo además “dinastes”. La primera casa de Borgoña se extinguió en Borgoña pero subsistió en Portugal como primera dinastía o casa de Borgoña, continuó vía bastarda pero vía varón en la segunda dinastía, la casa de Avis, que subsiste en el exilio.

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