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sábado, 29 de septiembre de 2012

Juicio de las naciones en el Antiguo Testamento


El profeta Isaías en su Apocalipsis [1] dice:

 “He aquí que el Señor desolará y despojará la tierra, y pondrá afligido el aspecto de ella, y esparcirá sus moradores.

Pero este Apocalipsis no significa el fin del mundo, sino el juicio de las naciones ya que más adelante dice el profeta:

“La ciudad está hecha un desierto, sus puertas están en ruinas.

Tales cosas sucederán en medio de la tierra, en el centro de los pueblos; como cuando vareado el olivo quedan unas pocas aceitunas en el árbol, y algunos rebuscos después de acabada la vendimia.

Éstos levantan su voz, y entonan alabanzas; desde el lado del mar aclaman  la majestad del Señor.”

Luego si quedan unos pocos moradores de la tierra que alaban al Señor, no es por tanto el fin del mundo sino un castigo que nos manda Dios por la prevaricación de los hombres.

El juicio de las naciones o día de Yahvé lo cita Amós (c. 5):

¡oh casa de Israel! Cayó para no levantarse más la virgen de Israel;
Yace abandonada en su propia tierra; no hay quien la levante.
Porque esto dice el Señor Dios a la casa de Israel: la ciudad que tenía mil hombres en campaña, quedará con ciento; y aquella que tenía ciento, quedará con diez.
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Por tanto, esto dice el Señor Dios de los ejércitos, el dominador: En todas las plazas habrá lamentos, y en todas las calles se oirán ayes; y serán convidados los labradores a llorar, y a hacer duelo los que saben plañir.
Y en todas las viñas se oirán lamentos, porque yo pasaré por medio de vosotros, dice el Señor.




 Sofonías (c.1-3):

Yo quitaré de la tierra todo lo que hay en ella; dice el Señor;
Exterminaré de ella hombres y bestias; exterminaré las aves del cielo y los peces del mar, y haré tropezar a los impíos; y exterminaré de la tierra a los hombres, dice el Señor
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Cerca está el día grande del Señor; está cerca, y va llegando con suma velocidad; ya se oye el estruendo del día del Señor; los poderosos se verán entonces en apreturas.
Día de ira aquel, día de tribulación y de miseria, día de desolación y devastación, día de tinieblas y de oscuridad, día de nublados y de tempestades
Día de sonido de la trompeta contra las ciudades fuertes, y contra las altas torres.
Yo atribularé a los hombres; los cuales andarán como ciegos, porque han pecado contra el Señor; y su sangre será esparcida como el polvo, y arrojados sus cadáveres como la basura.
Y ni la plata, ni el oro podrá librarlos en aquel día de la ira del Señor, cuyo ardiente celo devorará toda la tierra, pues él a toda prisa exterminará a cuantos la habitan.
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¡Ay de la ciudad rebelde, impura y tiránica!
Ella no ha querido escuchar a quien le hablaba y la amonestaba; no puso su confianza en el Señor ni se acercó a su Dios
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Yo he exterminado las naciones, y han quedado arrasados sus baluartes; he dejado sus calles desiertas, y no pasa alma por ellas; sus ciudades han quedado desoladas, hasta no haber quedado hombre ni habitante alguno.


Jeremías (c. 30,31,46):

¡Ay!, que aquel día es grande, ni hay otro que se le parezca; tiempo de tribulación para Jacob, de la cual será librado.
Y sucederá en aquel día, dice el Señor de los ejércitos, que yo haré pedazos el yugo que Nabucodonosor puso sobre tu cuello, y romperé sus ataduras, y no te dominarán más los extranjeros;
Sino que servirán al Señor su Dios, y a David, su rey, que yo suscitaré para ellos.
No temas, pues, tú, ¡oh siervo mío Jacob!, dice el Señor, ni tengas miedo ¡oh Israel!: que yo te sacaré de ese país remoto, y a tus descendientes, de la región en que se hallan cautivos, y Jacob volverá, y vivirá en reposo, y en abundancia de bienes, sin que tenga que temer a nadie.
Pues que estoy yo contigo, dice el Señor, para salvarte. Porque yo exterminaré todas las naciones, entre las cuales te dispersé; a ti, empero, no te destruiré, sino que te castigaré según mis juicios, a fin de que no quedes impune.
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Sabed que yo los conduciré de las tierras del norte, y los recogeré de los extremos de la tierra;... grande será la muchedumbre de los que volverán acá.
Partieron llorando y yo les hago volver consolados ...
Escuchad, ¡oh naciones!, la palabra del Señor, y anunciadla a las islas, y decid: Aquel que dispersó a Israel lo reunirá, y lo guardará como guarda el pastor a su rebaño.
Pues el Señor ha redimido a Jacob, y le ha librado de las manos del prepotente.
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Más tú, siervo mío Jacob, no temas, no te asustes ¡oh Israel!; porque yo te libraré de aquellos remotos países, y sacaré tus descendientes de la tierra donde están cautivos, y se volverá Jacob, y descansará, y será feliz, sin que haya nadie que le atemorice.
No temas, pues, ¡oh Jacob!, siervo mío, dice el Señor, porque contigo estoy; pues yo consumiré todas las gentes entre las cuales te he dispersado; más a ti no te consumiré, sino que te castigaré con medida; no te dejaré impune.

 Ezequiel (c. 7,30,39)

Llega ahora el fin para ti, y yo derramará sobre ti mi furor, y te juzgaré según tus procederes, y pondré delante de ti todas tus abominaciones.
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Hablóme nuevamente el Señor, diciendo:
Hijo de hombre, profetiza y di: Esto dice el Señor Dios: Prorrumpid en aullidos, ¡ay, ay de aquel día!
Porque cercano está el día, llega ya el día del Señor; día de tinieblas la hora de las naciones.
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Ahora tu, hijo de hombre, profetiza contra Gog, y dile: Esto dice el Señor Dios: Heme aquí contra ti, ¡oh Gog!, príncipe y cabeza de Mesek y de Túbal:
Yo te llevaré por dondequiera, y te sacará fuera, y te haré venir de la parte del norte, y te conduciré sobre los montes de Israel,.
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Persia, Kus y Put están con ellos, todos con escudo y yelmo.
Gómer, con todas sus huestes, Bet Togarmá, en el extremo norte, con todas sus huestes, pueblos numerosos están contigo.
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Al cabo de muchos días, recibirás órdenes. Después de muchos años, vendrás hacia la tierra cuyos habitantes escaparon a la espada y fueron congregados de entre una multitud de pueblos en los montes de Israel, que habían sido un desierto permanente. Desde que fueron separados de los otros pueblos, habitan todos en seguridad.
Tú subirás, avanzarás como un huracán, como un nubarrón que cubrirá la tierra, tú y todas tus huestes, y los numerosos pueblos están contigo.
Así dice el Señor Yahveh: Aquel día te vendrán al corazón proyectos y perversos planes.
Dirás: “Voy a subir contra una tierra abierta, marcharé contra gente tranquila que habita en seguridad. Habitan todos en ciudades sin murallas, sin cerrojos ni puertas”.
Irás a saquear, a hacer botín, a poner tu mano sobre ruinas repobladas, en un pueblo congregado de entre las naciones, entregado en reponer el ganado y la hacienda, que habita en el centro de la tierra.”
Sabá, Dedán, los mercaderes de Tarsis y todos sus leoncillos te dirán: “¿A saquear has venido? ¿Para hacer botín has concentrado tu asamblea? ¿Para llevarte el oro y la plata, para apoderarte de ganados y haciendas, para hacer un gran botín?”
Por eso, profetiza hijo de hombre. Dirás a Gog: Así dice el Señor Yahveh: ¿No es verdad que aquel día, cuando mi pueblo Israel viva en seguridad, te pondrás en movimiento?
Vendrás de tu lugar, del extremo norte, tú y pueblos numerosos contigo ,todos montados a caballo, enorme asamblea, ejército innumerable.
Subirás contra mi pueblo Israel como un nublado que recubre la tierra. Será al fin de los días; yo te haré venir entonces contra mi tierra cuando yo manifieste mi santidad a sus ojos, para que las naciones me conozcan, a costa tuya, Gog.
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Y destrozaré tu arco que tienes en la mano izquierda, y haré concebirás aer de la derecha las saetas.
Sobre los montes de Israel caerás muerto tú y todas tus huestes, y los pueblos que van contigo: a las fieras, a las aves y a todos los volátiles y bestias de la tierra, te daré para que te devoren.
Tú perecerás en medio del campo; porque yo lo he decretado, dice el Señor Dios.
Y despediré fuego sobre Magog, y sobre los habitantes de las islas, los cuales viven sin temor alguno; y conocerán que yo soy el Señor.



[1] Isaías 24, 1 a 23

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