Sacerdote alemán fundador de diversos seminarios y
restaurador de la vida espiritual en su patria murió en Bingen cerca de
Maguncia en 1656. Dotado de espíritu profético, se cumplieron, aun viviendo él
muchas de sus predicciones. Una famosa profecía de este sacerdote dice:
“Amarán
los hombres vivir con libertad, como los peces en el mar y las aves en el aire,
siguiendo sus concupiscencias y deseos, para que cada cual crea y obre lo que
quiera, según lo describe San Judas en su Carta Católica. Los preceptos divinos
y humanos serán despreciados; los sagrados cánones serán tenidos por nada...
Muchos millares de cristianos, aunque conserven el nombre de católicos por
algún respeto o temor humano, estarán interiormente muertos en el ateismo,
indiferentismo, calvinismo, falsa política y odio a los eclesiásticos. Pero no
faltarán en este tiempo de desolación algunos amigos del Señor que, como luz
del mundo y lámpara colocada en lugar oscuro, brillarán en la tierra para que
no sea del todo envuelta por las tinieblas. Y aquel Monarca fuerte que ha de
venir, destruirá las repúblicas por sus fundamentos”.
Empieza el Venerable Holzhausser por profetizarnos la
época liberal en que vivimos al interpretar el versículo 18 de la Epístola
Católica de San Judas: “Los cuales os
decían que en los últimos tiempos
vendrán unos embaucadores que, siguiendo sus caprichos, andarán en impiedades”.
Esta profecía concuerda con las anteriores y nos cita
también la venida de un Monarca fuerte que destruirá las republicas por sus
fundamentos.
Este sacerdote es autor de un sabio comentario sobre
el Apocalipsis de San Juan, que constituye otra verdadera profecía. Divide la
historia de la Iglesia en siete períodos:
1º Desde los tiempos de Jesús hasta Nerón (1-68).
2º Desde Nerón hasta el emperador Constantino el
Grande (68-337).
3º Desde Constantino a Carlomagno (337-814).
4º Desde Carlomagno hasta la Reforma (814-1515).
5º Desde la Reforma hasta los tiempos de un poderoso
Monarca y Gran Papa, que abrirán la sexta época.
6º Restauración de la gran Monarquía y triunfo del
Catolicismo hasta la aparición del Anticristo.
7º Dominio del Anticristo hasta la segunda venida de
Nuestro Señor.
Cada uno de estos periodos se corresponde con una de
las siete iglesias cuyas cartas recoge el Apocalipsis. La quinta iglesia, que
se corresponde con el quinto periodo de la historia, es la iglesia de Sardes,
sinónimo de riqueza material y tibieza y frialdad espiritual (Sardes era la
capital del rey Creso, prototipo de riqueza), a la cual se dice: “Tienes nombre de vivo (todo eso de derechos
del hombre, adelantos técnicos..) y estás muerto (ateismo, inmoralidad y
relajación por todas partes, es el reino de la injusticia)”. Bien actual el consejo, cuando sólo se buscan
novedades: “Recuerda lo que recibiste y
oíste, y consérvalo y conviértete”; “sólo unos pocos no se han manchado”.
El final: “llegaré como ladrón”, es
lo mismo que 16,15, : “vengo como un
ladrón”.
La sexta
iglesia, Filadelfia, significa amor de hermanos, el triunfo de la Iglesia
Católica, la conversión del Mundo: “He
puesto ante ti una puerta abierta que
nadie puede cerrar”, (para los primeros cristianos abrírseles la puerta era
conseguir la conversión). La iglesia de Filadelfia será la de mayor duración de
la historia, será el establecimiento del Reino de los santos del Altísimo que
profetizó Daniel, será la venida del reino de los Cielos por el que pedimos en
el Padrenuestro y empezará con el gran Monarca y el santo Pontífice que
inauguran esta etapa de la historia. En el paso de Sardes a Filadelfia todos
los comentaristas ponen la gran tribulación o día de Yahvé.
En el curso de la 5ª edad, dice el Venerable
Holzhausser, los católicos serán oprimidos por los herejes y malos cristianos.
Habrá calamidades y guerras tremendas.
Los reinos serán convulsionados, los tronos
destruidos, los principios socavados.
Mediante conjuraciones se fundarán republicas. La
Iglesia y sus ministros serán despojados. Pero a la sexta edad, de improviso,
tendrá lugar, por obra de la mano de Dios, tan maravillosa mutación, que nadie
puede figurársela.
Aparecerá un grande y santo Pontífice y un poderoso
Monarca enviado de Dios, que pondrá término al universal desorden.
Sujetará todo a su poder y mostrará celo por la
Iglesia de Cristo.
Todas las herejías serán sepultadas en el infierno, de
donde salieron. El imperio de los turcos será quebrantado y todas las naciones
adorarán a Dios en su verdadera Fe Católica y Romana. Reinará entre los hombres
el amor y concordia, la paz y felicidad.
El gran Monarca tendrá casi todo el mundo como
patrimonio suyo. Con la ayuda del Señor, libertará la tierra de tristezas,
ruinas y males.
Él hará que pueda celebrarse un Concilio, que será el
mayor que haya habido, para poner término a tan grandes tribulaciones.
Hará cumplir sus decretos y Dios bendecirá y pondrá
todas las cosas en sus manos.
Podemos preguntarnos cuando acaecerán todos los
acontecimientos descritos en las anteriores profecías. Hay profetas y profecías
que responden a esa pregunta. Veamos que nos dice San Vicente Ferrer:
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