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sábado, 29 de septiembre de 2012

Venerable Bartolomé Holzhausser


Sacerdote alemán fundador de diversos seminarios y restaurador de la vida espiritual en su patria murió en Bingen cerca de Maguncia en 1656. Dotado de espíritu profético, se cumplieron, aun viviendo él muchas de sus predicciones. Una famosa profecía de este sacerdote dice:

“Amarán los hombres vivir con libertad, como los peces en el mar y las aves en el aire, siguiendo sus concupiscencias y deseos, para que cada cual crea y obre lo que quiera, según lo describe San Judas en su Carta Católica. Los preceptos divinos y humanos serán despreciados; los sagrados cánones serán tenidos por nada... Muchos millares de cristianos, aunque conserven el nombre de católicos por algún respeto o temor humano, estarán interiormente muertos en el ateismo, indiferentismo, calvinismo, falsa política y odio a los eclesiásticos. Pero no faltarán en este tiempo de desolación algunos amigos del Señor que, como luz del mundo y lámpara colocada en lugar oscuro, brillarán en la tierra para que no sea del todo envuelta por las tinieblas. Y aquel Monarca fuerte que ha de venir, destruirá las repúblicas por sus fundamentos”.

Empieza el Venerable Holzhausser por profetizarnos la época liberal en que vivimos al interpretar el versículo 18 de la Epístola Católica de San Judas: “Los cuales os decían  que en los últimos tiempos vendrán unos embaucadores que, siguiendo sus caprichos, andarán en impiedades”.

Esta profecía concuerda con las anteriores y nos cita también la venida de un Monarca fuerte que destruirá las republicas por sus fundamentos.

Este sacerdote es autor de un sabio comentario sobre el Apocalipsis de San Juan, que constituye otra verdadera profecía. Divide la historia de la Iglesia en siete períodos:

1º Desde los tiempos de Jesús hasta Nerón (1-68).
2º Desde Nerón hasta el emperador Constantino el Grande (68-337).
3º Desde Constantino a Carlomagno (337-814).
4º Desde Carlomagno hasta la Reforma (814-1515).
5º Desde la Reforma hasta los tiempos de un poderoso Monarca y Gran Papa, que abrirán la sexta época.
6º Restauración de la gran Monarquía y triunfo del Catolicismo hasta la aparición del Anticristo.
7º Dominio del Anticristo hasta la segunda venida de Nuestro Señor.

Cada uno de estos periodos se corresponde con una de las siete iglesias cuyas cartas recoge el Apocalipsis. La quinta iglesia, que se corresponde con el quinto periodo de la historia, es la iglesia de Sardes, sinónimo de riqueza material y tibieza y frialdad espiritual (Sardes era la capital del rey Creso, prototipo de riqueza), a la cual se dice: “Tienes nombre de vivo (todo eso de derechos del hombre, adelantos técnicos..) y estás muerto (ateismo, inmoralidad y relajación por todas partes, es el reino de la injusticia)”. Bien actual el consejo, cuando sólo se buscan novedades: “Recuerda lo que recibiste y oíste, y consérvalo y conviértete”; “sólo unos pocos no se han manchado”. El final: “llegaré como ladrón”, es lo mismo que 16,15, : “vengo como un ladrón”.

 La sexta iglesia, Filadelfia, significa amor de hermanos, el triunfo de la Iglesia Católica, la conversión del Mundo: “He puesto ante ti una puerta abierta que nadie puede cerrar”, (para los primeros cristianos abrírseles la puerta era conseguir la conversión). La iglesia de Filadelfia será la de mayor duración de la historia, será el establecimiento del Reino de los santos del Altísimo que profetizó Daniel, será la venida del reino de los Cielos por el que pedimos en el Padrenuestro y empezará con el gran Monarca y el santo Pontífice que inauguran esta etapa de la historia. En el paso de Sardes a Filadelfia todos los comentaristas ponen la gran tribulación o día de Yahvé.

En el curso de la 5ª edad, dice el Venerable Holzhausser, los católicos serán oprimidos por los herejes y malos cristianos. Habrá calamidades y guerras tremendas.
Los reinos serán convulsionados, los tronos destruidos, los principios socavados.
Mediante conjuraciones se fundarán republicas. La Iglesia y sus ministros serán despojados. Pero a la sexta edad, de improviso, tendrá lugar, por obra de la mano de Dios, tan maravillosa mutación, que nadie puede figurársela.

Aparecerá un grande y santo Pontífice y un poderoso Monarca enviado de Dios, que pondrá término al universal desorden.
Sujetará todo a su poder y mostrará celo por la Iglesia de Cristo.
Todas las herejías serán sepultadas en el infierno, de donde salieron. El imperio de los turcos será quebrantado y todas las naciones adorarán a Dios en su verdadera Fe Católica y Romana. Reinará entre los hombres el amor y concordia, la paz y felicidad.
El gran Monarca tendrá casi todo el mundo como patrimonio suyo. Con la ayuda del Señor, libertará la tierra de tristezas, ruinas y males.
Él hará que pueda celebrarse un Concilio, que será el mayor que haya habido, para poner término a tan grandes tribulaciones.
Hará cumplir sus decretos y Dios bendecirá y pondrá todas las cosas en sus manos.
  
Podemos preguntarnos cuando acaecerán todos los acontecimientos descritos en las anteriores profecías. Hay profetas y profecías que responden a esa pregunta. Veamos que nos dice San Vicente Ferrer:

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