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sábado, 29 de septiembre de 2012

Santa Brígida


Noble sueca madre de Santa Catalina de Suecia profetizó:

Antes de que venga el Anticristo se abrirán las puertas de la fe a algunas naciones, en las cuales se cumplirán las palabras de la Escritura: “Un pueblo que no sabe me glorificará y los desiertos serán edificados para mí”: (Isaías LV, 5).

Después serán muchos los cristianos amadores de herejías, y los inicuos perseguidores del clero y los enemigos de la justicia.

Finalmente vendrá el más criminal de los hombres, el cual, unido con los judíos, combatirá contra todo el mundo y hará todo esfuerzo para borrar el nombre de los cristianos. Muchísimos serán muertos.

 Tendrá fin aquella funestísima guerra cuando sea proclamado un  emperador engendrado en la estirpe de España, quien vencerá maravillosamente con el estandarte de la Cruz, será el que ha de destruir la secta de Mahoma y restituirá el templo de Santa Sofía. Suecia se convertirá y también muchos paganos con admirable fervor.

Para saber si las profecías de una santa son verdaderas o son simplemente ilusiones de un alma santa hay que ver si alguna de sus predicciones referentes al pasado se han cumplido ya.

Dice en el párrafo primero que “antes de la venida del Anticristo se abrirán las puertas de la fe a algunas naciones y que estas naciones serán desconocidas.

Pues bien, en 1492 se descubría América y a partir de ese momento el Nuevo Mundo recibía la fe con una rapidez y universalidad asombrosa y no solamente América: las Indias Orientales, China, Japón, las Islas del Pacífico, recibieron a los misioneros que España y Portugal les enviaron, luego se cumplió lo que la princesa había profetizado en el párrafo primero.

El párrafo segundo anuncia tres cosas distintas y sucesivas: “la aparición de herejías; el anticlericalismo y la injusticia”. Son tres períodos: el de las herejías, el del anticlericalismo y el de la injusticia.

El primer periodo se abrió con Lutero, que se reveló contra el Papa, encubierta e hipócritamente en 1517, y descaradamente cuando vio que tenía ya partido, en 1521. A favor de esta rebeldía que nació de la soberbia despechada, comenzó a perdérsele el respeto a la autoridad pontificia, prevaleció el espíritu privado y con él una multitud de herejías que acabarían en la paz de Westfalia. Se confirma plenamente la profecía de la santa con respecto a las herejías al igual que se confirmó la fe de las nuevas naciones.

Viene luego el anticlericalismo. En el siglo XVIII aparece la filosofía y la Enciclopedia, obra de la Masonería, sociedad que empieza a actuar en el siglo XVII con sujeción a un plan perfectamente concebido y llevado a la práctica con un misterio y una sagacidad que son el secreto de su éxito.
Conociendo perfectamente la psicología de las muchedumbres, no fue directamente contra su fe, muy arraigada en las conciencias por una tradición cristiana de muchos siglos. Sus ataques en los países católicos se dirigieron contra el clero realizando una campaña feroz de descrédito contra los eclesiásticos, con objeto de desprestigiarlos ante los fieles, apartar a estos de la recepción de los sacramentos que solo aquellos pueden  administrar, y alejarlos del culto divino y de su centro, el sacrificio de la misa, para conseguir así matar toda manifestación externa y social de la religión relegándola al interior de cada conciencia, seguros de que por este medio la religión acabaría disolviéndose en un vago y difuso sentimentalismo individual, que es por donde acaba la religión del espíritu privado.

El tercer período es el de la injusticia. Al llamarlo así la santa, no se refiere a las injusticias individuales y aisladas, que siempre las hubo. Se refiere a una injusticia colectiva que da carácter a esta época, a la injusticia erigida en Ley, a la injusticia vestida con la toga del derecho y entronizada bajo el severo dosel de la legalidad[1]. Vemos así leyes inicuas como la del aborto por la que se da carácter legal a la horrible injusticia del genocidio de la actual matanza de inocentes ante una sociedad dormida y anestesiada por el hedonismo y los medios de comunicación y los gobiernos controlados y dirigidos por la masonería. Y lo más grave aún: se convierte un delito,- el asesinato de los niños-, en un derecho de la madre. Un delito convertido en derecho, el colmo de la injusticia. La injusticia convertida en Ley.

Vemos como se ha cumplido y como se está cumpliendo el segundo párrafo en sus tres puntos, el relativo al protestantismo con todas las herejías de él derivadas; el relativo al anticlericalismo y la época de la injusticia.

El más criminal de los hombres, a que se refiere el tercer párrafo, es sin lugar a dudas Lenin y el fruto de su obra: el comunismo, que, ayudado por la banca judía norteamericana, implantó un régimen de terror primero en Rusia y después extendido a todo el mundo provocando, en los lugares en que triunfó, terribles matanzas de cristianos, como la habida en España en los años 1936 a 1939 en donde fueron asesinados obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, y seglares a millares, como jamás había ocurrido en la historia, ni siquiera en las peores épocas de persecución en el Imperio romano, bajo Nerón, Diocleciano y los demás emperadores tiranos, se habían asesinado tal cantidad de mártires que llenaron el cielo de palmas.

Hemos visto como el comunismo ha llevado la miseria y las lágrimas por todos los lugares donde ha pasado. Ha cometido crímenes espantosos en los países que cayeron bajo su poder con genocidios que van desde Catín a Paracuellos. Agotado el comunismo de Rusia, en su vejez y  maldad, ha necesitado tomar un descanso para recuperar fuerzas haciendo que las potencias libres bajen la guardia y se ha revestido de la máscara de la democracia, pero sigue siendo una potencia temible que aún no ha terminado su siniestra actuación en la historia. Hemos visto anteriormente como se identifica a Rusia con Gog con lo ello supone.

Si se han cumplido los tres párrafos citados de la profecía de la santa princesa sueca hay base prudente para pensar que también se ha de cumplir lo predicho en el cuarto párrafo que se refiere al triunfo definitivo del bien sobre el mal y que el forjador de la gran victoria será español y España la nación providencial encargada de aplastar al monstruo. La santa se refiere a una batalla futura, que aun no ha tenido lugar. Eso es la profecía: predecir un futuro con el grado de certeza y exactitud a como lo hace esta vidente, que, si acertó en todo lo que ya ha ocurrido, nos permite pensar que, de igual forma, se cumplirá lo pendiente de realizar.



[1] L. Galuá, obra citada.

2 comentarios:

  1. "el más criminal de los hombres" se refiere al Anticristo, no a Lenin; por eso Sta.Brígida empieza la frase diciendo "Finalmente..." porque el Anticristo vendrá al final de la historia. Y por eso Sta.Hildegarda lo llama el gran homicida.

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  2. Pero ahora rusia está viviendo un renacer espiritual

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